SARA ESCALANTE.- La obra “Despertando el ayer” es la cuarta producción que realiza la compañía “Pasos de integración” de la Fundación Atena. En esta ocasión, la obra ha sido de producción propia. A diferencia de otros años, no se han basado en ninguna obra conocida y han sido los propios trabajadores de Atena los que han creado este recital. Un teatro que homenajea al arte mostrando los valores positivos que este transmite.
Días antes del gran estreno, se reunían en el teatro Gayarre la directora gerente, Arantxa Garatea, el presidente de la Fundación, Iñaki San Miguel, el pintor Pedro Salaberri y los dos protagonistas de la obra, Juan Carlos Uterga y Iosu Resa.
Los protagonistas junto con la directora explicaron en qué consistía la obra. Se trata de la historia ambientada en los años 60 de un pueblo en el que el arte ha desaparecido . La directora gerente de la Fundación, Arantxa Garatea, destacaba el papel de la música como “vehículo que nos transporta hacia lo que se quiere decir con la historia”. También destacó la importancia del arte como “herramienta y vehículo de sensaciones”. Por su parte, Juan Carlos Uterga interpreta el papel de un señor mayor que ayuda al joven encarnado por Iosu Resa a descubrir el arte a través de la escritura.
El presidente de Atena, Iñaki San Miguel, recalcó el papel formativo de la Fundación y aseguró que lo que buscan es que “estas personas consigan el máximo nivel de autonomía a través del arte y así puedan manejarse mejor”. También quiso agradecer a Pedro Salaverri su aportación a la obra creando los paneles de la escenografía que simulan el pueblo.
Salaverri comentó que el trabajo realizado ha sido una pequeña aportación porque todo ha sido fruto de un trabajo colectivo. “Yo solo he seguido instrucciones”, confesó el pintor pamplonés. Destacó también que “hay personas que hacen un trabajo extraordinario porque cuidan mucho a las personas”.
Arantxa Garatea no quiso perder la oportunidad de agradecer su colaboración al Ayuntamiento de Pamplona, Fundación Can y Obra Social la Caixa, las instituciones que han promovido la labor de Atena.
A solas con los protagonistas de “Despertando el ayer”
ROCÍO DEL PRADO.- Juan Carlos Uterga y Iosu Resa son el anciano profesor y el joven aprendiz de la obra Despertando el ayer. A sus 31 y 23 años sus trayectorias en el escenario son amplias y, aunque no recuerdan la primera vez que interpretaron un papel, tienen claro que es algo a lo que dedicarán su tiempo libre durante muchos años.
Juan Carlos trabaja a jornada completa para una marca de frigoríficos y al acabar el día acude a la Fundación Atena donde, además de hacer pintura, música y danza, participa en la compañía de teatro. Desde los 12 años iba a la Fundación hasta que lo dejó. No obstante su parón no duró mucho: «Mi madre era profesora de Atena y me llevaba a ver todo lo que hacían. Me daba tanta envidia que volví».
Desde entonces ha interpretado diversas obras aunque algunas le han marcado más como su primera actuación en Guayrata o su papel protagonista en Dorian Grey, producción de la que se siente especialmente orgulloso. Este confiesa que el papel que interpretó el pasado sábado 8 de noviembre no le emocionó en un principio. «Soy una persona que se agobia rápido; me entraban ganas de tirar la toalla, pero ahora estoy muy contento», explica Juan Carlos, alegre de haber continuado.
Iosu, el joven que es guiado por Juan Carlos, aprende también de él en el escenario. Algo más nervioso que su compañero, Iosu es tímido y reservado. A pesar de su amplia trayectoria de 10 años en Atena, unas horas antes de salir al escenario se muestra agitado. «Aprender el papel es lo que más me ha costado, pero la parte que más me gusta interpretar es la que me siento a leer un cuento», explica Iosu de su interpretación.
La cuenta atrás para el estreno
Video: SARA ESCALANTE
ROCÍO DEL PRADO.- A las cuatro menos cuarto de la tarde los 25 artistas de la obra «Despertando el ayer» esperaban en la puerta de camerinos del Gayarre para preparar los últimos detalles del estreno de la obra.
La directora gerente, Arantxa Garatea, y la directora artística, Estibaliz Zubieta, organizaron junto con el resto del equipo hasta el último detalle. Unas cuatro horas de coordinación donde todo estaba medido, algo que después se reflejó en la sincronización de sus artistas en la obra. En su preocupación de cuidar a sus artistas, dejaron bombones y pastas Beatriz en cada camerino para endulzar los nervios previos al estreno.
Antes del último ensayo colocaron en el escenario el decorado que había realizado para la ocasión el artista navarro Pedro Salaverri. Las casas, el ayuntamiento e incluso la iglesia con la torre campanario del pueblo, estaban plasmadas en una pared blanca que tomó vida con la proyección de colores que realizaron los técnicos de imagen del Gayarre. Un decorado que recreó el pueblo de los años 60 donde se desarrollaba la vida del abuelo y el joven aprendiz junto con la de los lugareños. Un giro al escenario convertía la pared blanca de cartón pluma en la pantalla perfecta donde se proyectaba la biblioteca en la que el anciano maestro culturizaría al joven, recuperando así los valores del pueblo.
En el ensayo final algunas escenas se repetían buscando la máxima coordinación. Las profesoras, Marta Guardado, Begoña Aranguren, Iosune Urralburu y María Lasarte, les recordaban a los alumnos cuál era su turno de actuación, que no se pararan si se les olvidaba su papel, que miraran al público y que sonrieran. Todo bajo la atenta mirada de Arantxa y Estíbaliz, que con el micrófono de dirección velaban por que hasta los colores de la proyección encajaran en las figuras del decorado, como indicó varias veces Arantxa.
A menos de dos horas de levantar el telón, los camerinos se convirtieron en un trajín de vestidos para las señoras del pueblo, cepillos y gomas de pelo, maquillaje y algún que otro bocadillo, porque no había que olvidar que era la hora de merendar. Una de las actrices, Mª Ángeles García, que interpretaba a una de las señoras mayores, apuntaba que estaban más nerviosas las profesoras que los propios alumnos: “Yo no estoy nada nerviosa, ¿por qué voy a estarlo?”. En medio de la carrera de peinados y vestuario, Telenavarra y Navarra Televisión hicieron acto de presencia. En los camerinos periodistas, profesores, actores y algún que otro ayudante de la Fundación se afanaban por acabar sus cometidos en el menor periodo de tiempo posible. Los periodistas entrevistaron a Arantxa, que prometió que la obra no dejaría indiferente a nadie. También pasaron por el micrófono los protagonistas Juan Carlos y Iosu. No obstante, minutos antes del estreno, el presidente de Atena, Iñaki San Miguel, diría unas palabras delante de la cámara.
Los últimos veinte minutos previos al estreno fueron vitales para los técnicos de sonido y para las profesoras, que también participaban en la obra. Ellas aprovecharon el instante para reunirse en su camerino y terminar de arreglarse
El técnico del Gayarre tocó el timbre de aviso dos veces, con el tercero daría comienzo al espectáculo. Mientras, los 462 asientos del patio de butacas se llenaban con agilidad. Autoridades, prensa, familiares, y muchos interesados en ver el estreno llenaron el auditorio siendo testigos de la primera obra que había producido la misma Fundación Atena.
A las ocho de la tarde, Arantxa cogió los cascos y el micro de control; llegaba el momento de poner en escena todo el trabajo que desde enero habían hecho. Las luces del Gayarre se apagaron.
Un buen resultado
SARA ESCALANTE.- Por fin se levantó el telón. Después de meses de ensayo llegó el gran momento. La música comenzó a sonar mientras el público contemplaba la primera escena en la que Juan Carlos estaba solo en el escenario. Entre bambalinas se palpaba el caos propio de un estreno y los nervios del mismo. La directora gerente con los cascos puestos y guión en mano se comunicaba con la directora técnica que estaba al otro lado. Una pequeña linterna con luz naranja para no deslumbrar le servía de iluminación para saber qué iba en cada momento. “Iosu preparado”, “Aitziber tú sales de aquí” y otras muchas frases eran las que repetía mientras se movía de un lado para otro. Con la ayuda de las profesoras de Atena los actores iban saliendo y entrando del escenario. Fuera todo seguía el ritmo marcado.
Los nervios del principio poco a poco se iban transformando en sonrisas de satisfacción. Durante la obra hubo también algún que otro cambio de vestuario de algunos de los actores. La representación logró arrancar varias risas al público con algunos guiños cómicos. Las actuaciones iban sucediendo, algunas las hacían en grupo y otras algunos actores en solitario. Los protagonistas, Iosu y Juan Carlos, observaban con atención las interpretaciones de sus compañeros. Casi todas arrancaron los aplausos del público que reconocían el gran trabajo de los actores y de los profesionales que han estado con ellos.
La profesora de baile, Marta Guardado, salió a escena a acompañar a un pequeño grupo de baile. No fue la única docente que participó en la obra, ya que las profesoras de teatro, pintura y maquillaje, Iosune Urralburu y Begoña Aranguren, participaron junto con sus alumnos. Los sesenta minutos de actuación iban pasando y todo estaba saliendo a pedir de boca. Al llegar a la última coreografía, los 25 actores salieron a escena para realizar el baile final. Lanzando un beso de despedida dieron por finalizada la obra. Entre bambalinas las emociones estaban a flor de piel y las sonrisas se dibujaban en las caras de todos los que habían hecho posible llevar a cabo esta obra. En el escenario, los actores, junto con las profesoras y demás trabajadoras del centro, se unieron para celebrar el éxito de la obra.
Para finalizar, quisieron agradecer al público su presencia y sus aplausos. Poco a poco se iban acercando al borde del escenario para realizar el saludo. El público entusiasmado no dejó en ningún momento de aplaudir a los artistas. Como sorpresa final, Arantxa Garatea entregó un pequeño ramo de flores a todos los actores. Estos no dudaron en levantar el obsequio y enseñarlo con orgullo al público. Tras una ovación de varios minutos el telón se bajó.
Los besos y abrazos no dejaron de sucederse. Unos a otros se felicitaban y comentaban el éxito del estreno. Poco a poco el escenario se iba despejando y los actores fueron bajando a los camerinos. Una vez allí se encontraron con otra sorpresa: la visita del alcalde de Pamplona, Enrique Maya, que quiso acercarse para felicitar al elenco. Maya no fue el único en mostrar su apoyo a los actores. Muchos padres también acudieron a los camerinos del teatro Gayarre.
A la salida del teatro, familiares y amigos esperaban impacientes a los suyos para felicitarles y celebrar el éxito de “Despertando el ayer”. Un broche de oro para finalizar un intenso día y meses de preparación.
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