Begoña Aranguren: «Los padres tienen que sacar el máximo partido de sus hijos y ver todo lo que pueden hacer»

ROCIO DEL PRADO.- Begoña Aranguren es profesora de Teatro y Maquillaje de la Fundación Atena desde hace 8 años. Su amplia trayectoria en la Fundación le ha llevado a establecer un contacto muy cercano con sus alumnos, de los que confiesa, aprende algo nuevo cada día. Aunque en su trabajo se necesita mucha paciencia, Begoña disfruta con las clases de Teatro donde, según explica, mezcla arte y pedagogía para ayudar a sus alumnos a aumentar su autoestima a través de la interpretación de escenas de la vida cotidiana. Begoña cree que las personas con discapacidades están infravaloradas hoy en día y anima a los padres a que no se dejen llevar por las limitaciones de sus hijos sin olvidarse de todo lo que son capaces de hacer: «Muchos se sorprenderían».

  • «En clase mezclamos arte y pedagogía, utilizamos el arte para conseguir los objetivos pedagógicos como trabajar la autoestima o la confianza en ellos mismos»
  • «Si he tenido un mal día, no puedo estar triste o apagada porque tengo que motivar a mis alumnos. Al final son ellos los que te contagian su alegría»
  • «Los padres tendrán que intentar sacar el máximo partido a sus hijos y ver lo que realmente pueden hacer, luego se soprenden»

¿Cuál es tu papel en Atena?

Doy clase de Teatro y Maquillaje y me ocupo de todo lo relacionado con la comunicación con los alumnos. Por ejemplo si viene algún alumno con dificultades en el lenguaje me encargo de elaborar pictogramas o diferentes apoyos visuales, como un calendario para los cumpleaños, fotos en los vestuarios y cosas así.

¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional?

Empecé de voluntaria porque me gustaba mucho dibujar y pintar. Estudié la carrera de Magisterio y Educación Especial en Salamanca. Cuando llegué a Navarra creo que fue en Internet donde vi que en la Fundación Atena se enseñaba a personas con discapacidad con clases de maquillaje, pintura, etc. Me sorprendió tanto que vine de voluntaria hace ocho años y hace siete empecé como profesora de apoyo y me quedé.

¿Podrías explicarnos cómo es una clase normal en Atena?

En clase mezclamos arte y pedagogía, utilizamos el arte para conseguir objetivos pedagógicos como trabajar la autoestima o la confianza en ellos mismos. Por ejemplo, en una clase de Teatro les puedes enseñar a defenderse y así van a ser más confiados y adquieran nuevas habilidades.

¿Qué aprendes tú de los alumnos?

Aprendo un montón, sobre todo de actitud. En clase aprendes a diario a valorar las cosas o hay aspectos a los que ellos no le dan importancia y nosotros sí. También el estado de ánimo te cambia cuando llegas aquí. Si tengo que dar una clase de Teatro y he tenido un mal día, no puedo estar triste o apagada porque tienes que motivar a tus alumnos. Al final son ellos los que te contagian su alegría y te olvidas un poco de tí.

¿Qué consejo le darías a los padres?

Les diría que sus hijos no vienen a Atena a jugar sino que vienen a aprender. Yo creo que muchas veces se infravalora mucho a las  personas con discapacidad. También les aconsejo que no partan de la discapacidad, que todos tenemos nuestras propias limitaciones. Tendrán que intentar sacar el máximo partido a sus hijos y ver lo que realmente pueden hacer, porque luegon se soprenden.

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Iosune Urralburu: «El trabajo en Fundación Atena es muy gratificante»

SARA ESCALANTE VÁZQUEZ.- Iosune Urralburu es profesora de teatro y maquillaje en Fundación Atena. Confiesa que siempre le ha llamado la atención poder ayudar en el mundo de la discapacidad. Su llegada a la Fundación fue por casualidad. Tras realizar un FP, Atena fue el centro al que debía acudir para realizar las prácticas. Tras finalizarlas, recibió la oferta de seguir trabajando con ellos y sin dudarlo aceptó. Hoy, nueve años después, continua igual de feliz enseñando a los alumnos que acuden día a día a superarse. La palabra más pronunciada por Iosune a la hora de hablar de su trabajo es «gratificante».

  • «Las personas con discapacidad son capaces de hacer todo»
  • «Lo que más me llena es que son muy trabajadores»
  • «El trabajo es muy alegre, te ríes mucho con ellos» 

 

¿Cómo definirías tu trabajo?

Es un trabajo divertido. Nunca sabes lo que va a pasar porque depende de ellos, de cómo vengan y cómo estén. Es un trabajo que no es cotidiano, todos los días es diferente.

¿Qué es lo que más te gusta?

Ellos son lo que más me gustan.

¿Cómo es tu trato con los alumnos?

Es un poco de todo. Un tira y afloja. Con los pequeños hay que estar más encima porque son más rebeldes. Los mayores son más autónomos y con ellos es todo más distendido.

¿Qué te enseñan a ti tus alumnos?

Ellos son muy creativos. Probablemente se les ocurren cosas que a mí no.

¿Qué dirías a la gente que cree que las personas con discapacidad no pueden realizar las actividades que hacéis en Atena?

Que están equivocados. Las personas con discapacidad son capaces de hacer de todo. No tienen discapacidad sino que tienen otras capacidades que hay que desarrollar como cualquier otra persona. Lo que pasa es que necesitan más tiempo. Pueden llegar a hacer de todo.

¿Qué dirías a las personas que pueden estar interesadas en acudir a Atena?

Que es una escuela formativa en la que trabajamos lo pedagógico a través del arte. Ellos se divierten y aprenden. Les sirve mucho porque trabajamos desde habilidades sociales hasta formas de comportamiento, recursos y todo tipo de cosas que les puedan servir para el día a día. Todo lo aprenden de manera divertida.

¿Qué hacen tus alumnos en clase de maquillaje?

Depende de las edades. Los más pequeños utilizan más el cuerpo, las manos, sienten las texturas de la pintura y también las de diferentes materiales como esponjas, pinceles…

Además, realizan collages que luego pueden añadir al dibujo. Por otro lado, con los más mayores hacemos trabajos más complicados como el body painting sobre autores y obras y luego caracterizaciones con postizos, látex y demás.

¿Qué capacidades mejoran tus alumnos en clase?

Mejoran mucho en el control óculo-manual. Les ayuda mucho el empleo del pincel, el no salirse de la línea y los contornos. Aprenden también a trabajar enfrente del espejo. Allí se pintan y realizan cosas que normalmente son bastante complicadas para ellos. En las clases trabajan mucho también la concentración, la sensibilidad y la creatividad.

¿Qué dificultades has encontrado a la hora de trabajar con personas con discapacidad?

Para mí no son dificultades. Más que dificultades son adaptaciones. Todo hay que adaptarlo y todas las actividades lo están para cada uno de ellos. Nosotros observamos y decidimos qué le viene mejor a cada uno.

A ti como profesora, ¿qué es lo que más te llena?

Lo que más me llena es que son muy trabajadores y todo les gusta. No hay nada a lo que ellos se nieguen o puedan decir algo malo. Siempre quieren hacer de todo, quieren aprender y están dispuestos a hacer cualquier cosa. Es muy gratificante.

¿Y como persona?

Me llena el trabajo en sí. Todo es muy alegre y te ríes mucho con ellos. También son muy cariñosos y siempre quieren trabajar y aprender cosas nuevas.

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María Lasarte: «El arte es una vía para cumplir objetivos pedagógicos»

  • «Siempre introducimos mucha cultura musical; no se trata solamente de aporrear instrumentos»
  • El objetivo  de Atena es avanzar como escuela y lograr que los alumnos puedan recibir un título a nivel artístico
  • «Este es un trabajo en el que tienes que estar constantemente aprendiendo»

CELIA ERICE GARCÍA- María Lasarte empezó a trabajar como voluntaria en Fundación Atena hace siete años. Había estudiado Música en el Conservatorio y la carrera de Pedagogía en la Universidad de Navarra. La mezcla de sus dos pasiones hizo que esta fundación captase su atención: «Nunca había visto que se trabajase con personas con discapacidad a través del arte en Navarra, me enamoró y me quedé». Desde ese momento hasta ahora, ha impartido clases de música a los alumnos de la escuela y sigue mostrando el mismo interés y devoción por lo que ella consideró y considera «su sitio».

María (…), profesora de música, en su clase de Fundación Atena

María Lasarte, profesora de música, en su aula de Fundación Atena: «Atena me enamoró». C.E.

¿Qué tiene Atena que otras escuelas no tengan?

Somos la única escuela que hay en cuanto a formación de artes escénicas de toda Navarra. Trabajar a nivel pedagógico a través del arte es algo que solo se hace aquí. Nuestro objetivo es avanzar como escuela y lograr que los alumnos puedan recibir un título a nivel artístico. Es un trabajo bastante importante que debería ser reconocido.

¿De qué manera la música ayuda al desarrollo de las capacidades de tus alumnos?

El arte puede ser una muy buena vía a la hora de cumplir objetivos pedagógicos. Las música se trabaja como medio para conseguir estos objetivos. Refuerza la memoria, la concentración, motricidad, la comunicación, las relaciones sociales, la atención, y la dicción también. Y solemos acompañar las canciones con percusión corporal, gestos, mímica… A la hora de encauzar sentimientos la música resulta muy útil también.

¿Todas las clases siguen una misma dinámica?

Las clases están muy estructuradas. Siempre se sigue la misma dinámica. Al comienzo de la clase uno de los alumnos pasa la lista y de esa manera empezamos a desarrollar la comunicación y relaciones y habilidades sociales; hacemos un saludo para centrarles en la materia que toca y después se suelen hacer ejercicios individuales y grupales.

Clase de música en Fundación Atena

María Lasarte, profesora de música de Atena, con tres de sus alumnos más pequeños. «Las canciones ofrecen muchas posibilidades a la hora de enseñar nuevos conceptos a los alumnos». C.E.

¿A nivel profesional qué es lo que más te llena?

Los padres siempre te dan las gracias. Valoran mucho tu trabajo. Y por supuesto los alumnos, que salen tan contentos, aunque les cueste más o menos, siempre te muestran una sonrisa. Además son mucho más directos en cuanto a lo importante de la vida. No se pierden en tonterías. Emocionalmente son mucho más sanos y eso es algo en lo que todos nos deberíamos fijar.

¿Qué tipo actividades se desarrollan en las clases?

Se trabaja con instrumentos pero también practicamos la percusión corporal, la discriminación de la voz a través de canciones. Pueden aprender mucho a a través de canciones. Dan muchas posibilidades. Los instrumentos se suelen utilizar de pequeña percusión, en los que cada uno toca una parte, e instrumentos más grandes. Los que más usamos son los de percusión. Trabajamos cosas como la imagen y la música a través del “Método Kodaly”, la discriminación auditiva con cuentos musicales… Intentamos introducir mucha cultura musical. Ellos saben de autores. No se trata solamente de aporrear instrumentos. Intentamos que tengan cultura musical y que las actividades se apoyen en conciertos didácticos o con visitas a la Ópera de Cámara. Intentamos apoyar lo que se trabaja aquí y que lo puedan ver fuera.

¿Con qué disfrutan más tus alumnos?

Todo lo que sea cantar, bailar, las actividades muy dinámicas, expresivas… disfrutan mucho con ello. Y con los instrumentos. Hace poco, compramos un violín y están todos locos por él. La música y la danza son materias que les encantan.

¿Tienes en mente seguir trabajando en Atena?

Me encantaría seguir trabajando en Atena. Cada año aprendo algo nuevo. Es un trabajo en el que tienes que estar constantemente aprendiendo y estudiando para poder luego enseñárselo a ellos de una manera que les llegue. No aprenden de la misma manera que el resto. No es un trabajo rutinario. Aquí tienes que estar investigando, intentar hacer ejercicios nuevos, y a la vez eso te motiva a ti misma y es lo que a nivel personal más me llena.

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Marta Guardado: «A la hora de trabajar, la danza no entiende de discapacidad»

  • «Nos gustaría evolucionar como escuela y que ellos pudieran recibir algún título a nivel artístico»
  • En momentos en los que cualquiera se quedaría bloqueado, Marta Guardado admira la tranquilidad y recursos que sus alumnos demuestran  a la hora de reaccionar
  • “Hay gente sin discapacidad que no baila, y yo tengo alumnos muy buenos y con mucha técnica ”

CELIA ERICE GARCÍA.- Marta Guardado es trabajadora social en Fundación Atena por las mañanas. Al tratarse de una organización sin ánimo de lucro, la financiación externa resulta un factor muy importante y es Marta quien solicita cualquier tipo de subvención o beca. Por la tardes, Marta deja a un lado esa primera tarea para dedicarse de lleno a sus alumnos en las clases de danza. Practicando ballet desde los cuatro años, estudió Danza Clásica Contemporánea en la escuela Almudena Lobón e hizo la carrera de Trabajo Social en la Universidad Pública de Navarra. Su iniciativa solidaria le llevó a participar en proyectos solidarios a nivel europeo y local con, por ejemplo Paris 365. Cada tarde imparte clase a alumnos de edades entre los seis y los sesenta y cinco años. «Disfrute» es la palabra que según ella mejor define sus clases: “Disfrute, tanto por mi parte como por la de mis alumnos”. A la hora de describir a sus alumnos, después de soltar una sonrisa, destaca un adjetivo: La pasión.

¿Cómo llegaste a trabajar en Atena?

Atena me pareció un lugar perfecto para mí por haber estudiado Danza Clásica Contemporánea toda mi vida y la carrera de Trabajo Social; era la mezcla perfecta. Desde el principio me llamó mucho la atención. Fui muy pesada y al final conseguí trabajar aquí. Nunca me hice a la idea de que fuera tan bonito y tan interesante.

¿Qué aporta la danza a las personas con discapacidad?

La danza aporta a toda persona, tenga o no discapacidad, un montón de cualidades desde elasticidad, coordinación, fuerza, control postural, facilidades a nivel social para entablar relaciones, mejorar la cohesión grupal, el respeto por los demás, el aumento de autoestima, la imagen personal. Es un espacio en el que poder liberarse y abrirse a la improvisación, a la imaginación.

¿Qué capacidades pueden llegar a desarrollar tus alumnos con la danza?

La danza al final se convierte en una vía de expresión. Aquellos que pueden presentar problemas en el habla encuentran otra manera de expresar tus sentimientos utilizando tu cuerpo y no la voz, por ejemplo.

¿Cómo se organizan las clases de danza?

Siempre siguen una estructura. Empezamos haciendo un saludo, calentamos, utilizamos la barra, hacemos ejercicios a nivel grupal y siempre acabamos con una despedida. Intentamos que se vayan alegres y satisfechos de su trabajo. Es algo que se merecen.

¿Con qué dirías que tus alumnos disfrutan más?

La improvisación es un momento en el que, acostumbrados a seguir una pautas diarias para todo, pueden dejarse llevar por la música y demostrar todo lo que pueden expresar. Creo que es lo que más les pueden gustar. Y a nivel general a las profesoras nos gusta crear situaciones para ponerles a prueba y ver cómo reaccionan. Es otra forma de cumplir objetivos pedagógicos.

¿Qué es lo que más te llena de tu trabajo?

El contacto con el alumnado. Me aportan muchas cosas. Yo les doy clase, pero ellos me enseñan mucho a mí también. Así como en el mundo del arte hay mucha competitividad, muchos delirios de grandeza, aquí lo que veo es otra cara totalmente distinta. El compañerismo, ayudarse unos a otros, respetar, aplaudir al resto. Reconocer el trabajo de los otros. A veces en el mundo del arte esto se olvida o directamente no existe. Es algo que deberíamos aprender.

Marta Guardado durante la entrevista en la Fundación Atena

Marta Guardado, profesora de danza en Atena, acabó la carrera de Trabajo Social y ha estudiado Danza Clásica Contemporánea desde los cuatro años. C.E.

¿Cómo es tu relación con los alumnos?

Buenísima. De ellos recibo muy buenas sensaciones. Las personas creen que trabajar con ellos supone un esfuerzo y mucha paciencia y no es así. Trabajar con ellos es un gusto. Son muy trabajadores. Son ellos los que tienen paciencia conmigo.

¿Cómo conseguís motivar a vuestros alumnos?

Cuando son pequeños intentamos hacer clases lúdicas, un poco más divertidas; siempre buscando objetivos tanto a nivel artístico como pedagógico pero de forma que ellos puedan elegir qué canciones utilizar, el orden de los ejercicios, el saludo… Les damos un margen para elegir. De ese modo conseguimos despertar más su interés.

¿Cómo evidenciáis las mejoras del alumnado?

Tenemos una serie de indicadores diarios. Cada vez que impartimos una clase valoramos la participación, la realización y cumplimento de los objetivos tanto a nivel artístico como pedagógico. Se valora en un registro que, a final de curso, sirve para ver una evolución que se entrega a la familia en forma de registro. De esa manera pueden ver la evolución del alumno. Cada profesora es tutora de un grupo. Si la familia quiere preguntar cualquier cosa, se pueden realizar citas individuales y también se organiza una reunión a final de curso donde, en un video, les enseñamos lo que van haciendo en cada una de las cuatro actividades.

¿Qué es lo que más te satisface como profesora?

Valoro que ellos disfruten. Cada vez que veo una evolución es un orgullo para mí y lo valoro mucho porque sé el esfuerzo que supone. Cuando yo veo que ellos están haciendo un ejercicio y tienen los recursos suficientes gracias al trabajo que han hecho conmigo y los saben utilizar y hacen algo bonito que todo el mundo va a poder apreciar siento que lo que hago está sirviendo para algo.

Siendo la danza algo tan complejo y técnico, ¿cómo se consigue que los alumnos exploten su potencial hasta llegar a un buen nivel?

Creo que en ese sentido la danza no entiende de discapacidad. Yo les digo que para bailar bien hay que trabajar, repetir, escuchar y repetir de nuevo…y eso lo entienden a la primera. Tienen mucha paciencia y tesón y no hay que hacer nada en especial para que ellos trabajen. Son realmente trabajadores.

¿Qué ves en tus alumnos que a ti como profesora te sorprenda?

Lo que veo en ellos es que, en momentos en los que cualquier persona se quedaría bloqueado, tienen muchos más recursos y tranquilidad para reaccionar. En ocasiones cuando falta un elemento del atrezo o no veo a una persona, ellos continúan. Solucionan el problema de la manera que pueden y continúan. No se bloquean como nos pasaría a ti o a mí. Creo que no pensar en el “qué dirán” es muy bueno en momentos como ese a la hora de saber reaccionar.

¿Tiene Atena algún proyecto en mente de cara al futuro?

Sí. Tenemos muchas ideas. Nos gustaría evolucionar como escuela. Lograr que ellos reciban algún título a nivel artístico; así como pueden conseguirlo otras personas en diferentes escuelas de arte, ya que ellos valen y tienen potencial, por qué no iban a poder recibir una certificación de esas destrezas a nivel social.

¿Qué mensaje mandarías a todas aquellas familias con un miembro con discapacidad que creen que por ese motivo no puede llegar a conseguir estos objetivos?

Tendemos a etiquetar a la gente y creer que las personas con discapacidad no pueden hacer nada. Y hay mucho que pueden hacer. Es solo probando cuando descubres todo lo que tienen y de lo que son capaces. A nivel artístico es sorprendente la capacidad que tienen para trasmitir sentimientos. Sobre todo en el escenario, llegan mucho al público. La discapacidad la pueden tener en unos aspectos, pero no en todos. Así como yo tengo más habilidades en unas cosas y en otras menos, ellos también. Hay gente sin discapacidad que no es capaz de bailar, y yo tengo alumnos muy buenos, con mucha técnica y con muchos años detrás practicando la danza con una capacidad de expresión muy buena. No hay que ponerse trabas desde el principio. Los límites se ponen solos.

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